Siempre he escuchado la frase al revés, que el “equipo prevalece sobre el individuo y que nadie es imprescindible”. Siempre he creído en ella e incluso la he defendido en conversaciones con colegas, pero tras reflexionar un poco sobre ello, tras una primera impresión “lógica” me di cuenta que tiene un trasfondo basado en la cultura del miedo («nadie es imprescindible y tú tampoco«), y pensé si existiría una alternativa válida a la misma sobre todo si queremos usarla en una cultura de empresa donde se busquen relaciones laborales estables y con un clima que goce de buena salud, es entonces cuando el axioma indicado en el título prevalece. Paso a explicar mis razones:
Hay otra frase que dice que “la cadena es tan fuerte como su eslabón más débil”, y es la responsabilidad del herrero garantizar que todos sus eslabones son fuertes. En una empresa la responsabilidad de que cada miembro del equipo sea fuerte recae en la Dirección, y dicha responsabilidad cae en cascada en los mandos intermedios.
Cuando dejamos que una persona no pueda centrarse en su trabajo o no lo pueda realizar en las mejores condiciones posibles, cuando está más preocupada por evitar que le despidan que en hacer un el mejor trabajo posible, o cuando el clima laboral no es óptimo por dejar o incluso incentivar disputas entre colegas (hay distintas formas de ejecutar la competitividad), estamos debilitando nuestra cadena (el equipo).
Se suele pensar que en tiempos de incertidumbre no hay riesgo de cambio y nuestra plantilla y condiciones laborales están controladas, pero si algo sabemos, es que las etapas de riqueza y de flaqueza son cíclicas, y que antes o después, “el campo no sembrado no dará fruto”, y la persona, con algo de inquietud o cierta posibilidad, abandonará la compañía, y que esa decisión marcará el camino al resto. En el 2020, el índice de rotación medía en España se situó en 2,55 empleos en el año.
Sin entrar a valorar si tanta rotación es positiva o negativa, lo que sí es seguro es la tendencia en el mercado laboral hasta ahora. Cada vez se firman menos contratos indefinidos (a la espera de como se modifique la reforma laboral que se está negociando actualmente), y los que se hacen, normalmente se utilizan como “gancho” para contrarrestar unas condiciones laborales o salarios que no son especialmente beneficiosos, o simplemente para acogerse a alguna ayuda o bonificación a la contratación. Parece que se mantiene la idea de querer cubrir puestos estables con personas temporales, o cuando el puesto es eventual, directamente externalizar su gestión.
Si queremos que nuestra cadena (nuestro equipo) sea lo más fuerte posible, necesitamos una cultura de empresa y poner al empleado individual en el centro del negocio, y no es una cuestión holística, es la más práctica y profesional por varias razones:
✅ Vivimos en un mundo interconectado, y esa persona hablará y representará a nuestra compañía online y offline, durante y después de seguir en la empresa ¿queremos que sea un “prescriptor” o un “difamador/hater”?
✅ Con una buena “employer brand” (ligado al anterior punto) la empresa podrá atraer a las personas más adecuadas del mercado, sin tener que recurrir a “comprar mercenarios” (¿o quieres seguir eligiendo a los descartes para jugar en tu equipo como hacías equipos en el colegio?)
✅ Normalmente se da más de lo que se recibe. Un gesto específico u oportunidad adicional con la persona, hará que esté dispuesta a hacer algo extraordinario llegado el momento.
✅ Mejora el ambiente de trabajo, la salud del equipo, y evita distorsiones en la producción derivada de salidas no programadas (sean voluntarias o no). Pretender deslindar la salud del individuo a la del grupo es poco realista, la acciones u opiniones en “corrillos” afectan y mucho al clima del grupo. Las decisiones empresariales tomadas sobre un individuo también afectan emocionalmente al grupo.
✅ Reduce los costes laborales, no te extrañes, la rotación de personal es cara (coste de formación inicial, coste de salida, coste nuevo proceso de selección, costes de producción, etc), y sin embargo, la formación (bien ejecutada) es inversión y genera beneficios, y las medidas de mejora del puesto (físicas o de adaptación a la vida personal) no siempre requieren subidas salariales directas.
No sé si te habrás convencido de las ventajas de usar la cultura de poner a la persona en el centro del negocio, incluso antes que al equipo (que es lo que más valoras), pero lo que es seguro es que ningún equipo puede funcionar correctamente cuando alguno de sus miembros están pensando en otras alternativas, y evitar eso, es responsabilidad de las gerencias y direcciones de las compañías.