Mañana, 8 de Marzo, se celebra como cada año, el Día Internacional de la Mujer.

Y como cada año, vuelven a resurgir las mismas reivindicaciones.

Hace 15 años se publicó en nuestro país la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo para la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, pero dado los que resultados no llegaban a materializarse, en 2020 se publicaron los RD 901/2020 y RD 902/2020 para forzar a las empresas a establecer #Planes de Igualdad, desde hoy, esta obligación se extiende a las empresas con más de 50 empleado/as.

Lo que no se ha conseguido a nivel de concienciación colectiva en más de una década, se quiere conseguir ahora a través de la obligación legal, trasladando a las empresas el peso del cambio social, permitiendo incluso la posibilidad legal de establecer medidas de discriminación positiva para lograr esos objetivos.

En estos años, hemos vivido algunas modificaciones legales significativas, tal vez la más popular ha sido la ampliación del permiso de paternidad hasta disponer del mismo tiempo de 16 semanas que tienen las madres para intentar romper la concepción social de la obligatoriedad de la madre para atender las necesidades del bebé frente al padre, incluso estamos viendo sentencias que permiten acumular ambos permisos, llegando a las 32 semanas en caso de unidades monoparentales. Pero seguimos teniendo un largo camino por recorrer.

LA VERDADERA IGUALDAD DEBERIA VENIR DE UNA AUTÉNTICA REVOLUCIÓN SOCIAL, Y NO DE UNA OBLIGACION LEGAL.

No podemos seguir asistiendo semanalmente a una situación de #violenciadegénero con final mortal, ni siquiera permitir una mera agresión o intimidación, donde se considera a la mujer como objeto de propiedad.

En las empresas, a día de hoy, se sigue haciendo discriminaciones:

Seguimos dejando fuera de procesos de selección a mujeres jóvenes por la posibilidad de ser madres, o cuando hablamos de mujeres en edades senior, ante posibilidad de que decidan cuidar de sus padres tal vez dependientes. Por cierto, aprovechamos para recordar que el RDL 2/2022 prorroga hasta el 30 de Junio de 2022, el RDL 8/2020 que regula el #PLANMECUIDA, que permite excepcionalmente cuidar de familiares hasta segundo grado por circunstancias derivadas del COVID, y este permiso lo pueden solicitar mujeres… y hombres!.

También sigue existiendo otro tipo de discriminación tal vez más velada, que son los «techos de cristal« (dejamos como imagen significativa una reunión del G20 donde apenas 2 mujeres están presentes). Esperemos que usando los sistemas de valoración a través de #IA basados en datos y no en percepciones subjetivas puedan ayudar a conseguir visibilizar esta situación, y no se potencie dicha discriminación (bien por error en la elaboración de algoritmos basados en modelos con una predominante figura masculina – ya pasó hace unos años en procesos de selección de una gran empresa logística que durante meses solo contrató hombres-, o porque en caso de que sean ellas quienes optan por disfrutar dichos permisos o realizar ciertas concesiones para compaginar vida laboral y personal, haciendo que sus horas de trabajo efectivo puedan minorarse, sean directamente descartadas por el resultado de un algoritmo que dictamine su compromiso con la compañía).

No podemos dejar fuera de este post, la obligación de cualquier empresa, independientemente de su tamaño, de establecer protocolos que eviten el acoso sexual o por razón de sexo (adjuntamos un enlace con una información básica al respecto)

Fuera de nuestro país, la situación es aún peor, concentrados ahora en la situación de guerra en #Ucrania, parece que nos hemos olvidado de lo sucedido hace apenas unos meses en #Afganistán con la subida al gobierno de los talibanes, donde las mujeres han perdido todos los derechos, y no es el único país donde los derechos de las mujeres son sistemáticamente anulados, tenemos ejemplos en diversos puntos del mapa mundial (Yemen, Pakistán, Siria, Irán, etc).

Por todo ello, en el año 2022 hombre y mujeres aún debemos reivindicar el 8 de Marzo, trabajando día a día para que la situación se revierta no sólo entre nuestras empresas, sino en nuestra vida diaria, evitando caer el clichés de género (ayer pude conocer a una de las pocas mujeres bomberas que existen en el país, ojalá su representación aumente en los próximos años) cuidando en que nuestros hijos e hijas se desarrollen en un clima de igualdad de oportunidades, acceso a las mismas condiciones de formación, roles de juego, y sobre todo, con la seguridad de sentirse libres e independientes.

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